Escribir en la Web

Por Yulieth Jiménez Manjarrés

La comunicación dentro de los entornos virtuales de aprendizaje es primordialmente escrita e iniciada generalmente por el tutor, quien establece las pautas de los trabajos, la dinámica del curso y el material recomendado. Por consiguiente, escribir bien más que una opción se convierte en una obligación, ya que de la claridad, la intención y la extensión de los escritos e instrucciones del tutor depende el desempeño de los estudiantes.

Puede decirse que redactar es un arte, así que para hacerlo correctamente es necesaria la práctica. Por fortuna, existen reglas a la hora de escribir, que al aplicarlas hacen que los escritos queden impecables. En la actualidad, muchos procesadores de texto tienen incorporadas herramientas de corrección automática de ortografía y gramática, que son útiles para hacer una revisión antes de publicar un escrito. Sin embargo, el tutor virtual no debería escudarse en ello sino saber aplicarlas en cualquier situación.

En relación con las reglas gramaticales más importantes se tienen la concordancia que debe existir entre el género y número del sustantivo y el de los adjetivos. Por ejemplo: es incorrecto decir “letras rojo”, en su lugar debería decirse “letras rojas”. Además, el verbo debe concordar con el núcleo del sujeto. Por ejemplo: “las guías de aprendizaje es ...”, es incorrecto porque debería escribirse “las guías de aprendizaje son..."

Otro caso importante es el uso de comparativos. Ellos en general se forman anteponiendo “más” o “menos” a un adjetivo tal:  “más alto”, “menos estrecho”; pero nunca se dice “mas bueno” y “menos bueno”, sino “mejor” y “peor”, respectivamente.  Además, cuando se usan las proposiciones debe tenerse mucho cuidado pues es muy común encontrar escrito “de acuerdo a”, siendo que la forma correcta es “de acuerdo con”; o “sentarse en la mesa” cuando lo admisible es “sentarse a la mesa”.

Las reglas ortográficas se refieren sobre todo a la acentuación, la puntuación y  la escritura de las palabras. Son dignas de resaltar las reglas para el uso de las mayúsculas, al iniciar párrafos, después de punto y en palabras que correspondan a nombres propios. El uso adecuado de signos de puntuación (punto, dos puntos, coma, punto y coma, admiración, interrogación, comillas, paréntesis y guión) dan sentido a los escritos y permiten transmitir intenciones dentro de ellos, lo cual otorga presencia social.

La acentuación también es fundamental. Las palabras esdrújulas y sobresdrújulas siempre se acentúan, en cambio las agudas se acentúan cuando terminan en n o s y las graves en el caso contrario. También se usa la tilde para diferenciar los significados de una misma palabra. Por ejemplo, “él” es un pronombre personal pero “el” es un artículo, “aun” significa inclusive pero “aún” significa todavía. Cuando se hace una pregunta deben acentuarse los pronombres así: “cuál, cuándo, por qué, dónde, cómo, quién”.

Antes de publicar un escrito se recomienda leerlo varias veces  por completo. Se recomienda incluso que si el escrito es muy importante se revise transcurridas unas horas de haberse elaborado, porque muchas veces pensamos una cosa y escribimos otra. Además, se recomienda escribir primero en un procesador de texto que sí tenga corrección automática, como el popular Microsoft Word, y luego copiar y pegar el escrito en el editor de texto de la herramienta Web.

Como tutor virtual aplico varias estrategias al redactar. Empleo párrafos que contienen entre tres y cinco oraciones con sentido completo. Estas oraciones las separo con punto y al iniciar cada una empleo un conector generalmente. Normalmente también aplico las normas de la Netiqueta, por ejemplo, evito el uso de mayúscula sostenida para que el estudiante no siente que le grito. Desde luego, en mis escritos siempre tengo presente el uso de las normas gramaticales y ortográficas.

¿Cómo deberían ser los escritos? En primer lugar, deberían ser claros y coherentes, es decir, presentar ideas ordenadas, que sean fáciles de comprender. Igualmente, sin palabras rebuscadas, no perdiendo de vista el nivel de conocimiento de los estudiantes (no es lo mismo escribir para un niño de primaria que para un universitario). Por último, los escritos deberían ser concisos, de tal forma que lleve palabras innecesarias. Si en un escrito al quitar ciertas palabras el mensaje no cambia, quiere decir que éstas se pueden omitir.

Como recomendación final, un buen escritor es buen lector. La literatura contribuye a mejorar la ortografía, adquirir un pensamiento sistemático, mejorar la memoria, ampliar el vocabulario y convertirse en personas más creativas al transmitir un mensaje. Si somos malos redactores, ¿cómo podrán nuestros estudiantes seguir nuestras instrucciones? Ojalá que cada día mejoremos en este aspecto y también desterremos de nuestras pantallas los “horrores” ortográficos y gramaticales.