Para el estudiante en AVA

¿Quién es el estudiante en AVA?
Yulieth Jiménez Manjarrés

El estudiante en los entornos virtuales es el dueño de su aprendizaje. No se sujeta a un salón de clases para aprender sino que él decide dónde, cómo, cuándo aprender, e incluso a qué ritmo hacerlo. A pesar de ello, el estudiante en los entornos virtuales tiene compromisos, por ejemplo, con los cronogramas de actividades.

La diferencia entre el estudiante virtual y el tradicional es que el primero no posee barreras espacio-temporales. Muchos de los estudiantes que optan por la modalidad virtual lo hacen porque deben dedicarse a actividades diferentes (laborales, familiares, personales, etc.) que ocupan un un gran porcentaje de su tiempo.

El estudiante virtual tiene flexibilidad para satisfacer los objetivos planteados por los programas y debe ser muy responsable porque no cuenta con una persona que le recuerde cara a cara sus responsabilidades. Además, como la interacción con el tutor es mediante las TIC, el estudiante virtual posee competencias digitales y de comunicación escrita, que no necesariamente son requisito para un estudiante tradicional.

 Un ejemplo de las particularidades del estudiante virtual es que su aprendizaje es autónomo. Para que un estudiante aprenda no es absolutamente necesario que cumpla un horario fijo y se traslade a un salón de clases en un lugar determinado. Por el contrario, el estudiante puede aprender autónomamente. Esto es, el estudiante puede hacer un proceso intelectual para ejecutar estrategias para obtener conocimientos estratégicos.

El aprendizaje autónomo no debe confundirse el aprendizaje autónomo con el autoaprendizaje, que es aquel donde el estudiante carece de un instructor o tutor, que lo guíe, le haga seguimiento. De este modo, en el auto-aprendizaje el mismo estudiante se propone qué aprender, motivado por su curiosidad o metas personales, convirtiendo el aprendizaje en un proceso individual.

La UNAD promueve el aprendizaje autónomo. De hecho, el artículo 3 del Reglamento Académico  plantea que éste hace parte de los principios estratégicos de la Universidad, soportado en diferentes mediadores, medios y mediaciones pedagógicas.  Por su parte, el auto-aprendizaje no tiene reconocimiento institucional, sino que desemboca en el deber cumplido o en productos empíricos.